PREMIOS 1999-2000

PRIZES 1999-2000

 

Con la edición de este número extraordinario de la revista ViA dedicado a los Premios de Arquitectura y Urbanismo del COACV 1999/2000 empezamos a recorrer ya con plena normalidad el camino marcado por quienes nos precedieron, en especial, por el anterior decano Alberto Peñin. Y una vez ajustado el periodo de los premios para coincidir con los principales premios nacionales, añadido a la buena disposición de la revista ViA para publicar un numero extraordinario dedicado exclusivamente a los premios, el procedimiento parece cerrado y asumido el compromiso adquirido por la Junta de Gobierno del C.O.A.C.V de dotar a los premios - y por tanto al ejercicio profesional - del mayor prestigio posible.

Para el fallo de los premios, hemos podido contar con un jurado donde la calidad de sus miembros ha supuesto una garantía añadida a su fallo. Queremos, por tanto, no olvidar agradecer su aportación a Beatriz Matos, Jaume Bach, José Morales y Eduardo de Miguel, que junto con el Vocal de Cultura del COACV, Carlos Martín, formaron este jurado, que recorrió nuestra geografía en tres agotadores y enriquecedores días. Gracias a todos.

No cabe duda alguna de lo justo de la concesión de los Premios COACV 1999/2000, al comprobar como "nuestros premiados" obtenían el reconocimiento a sus obras en otros certámenes de carácter nacional.

Con estos premios se acaba el siglo XX, y con él se cierra un ciclo importante en la Arquitectura Valenciana, como es su ya plena incorporación al "circuito nacional". Parecen acabados los tiempos en los que la Comunidad era exclusivamente tierra de acogida de proyectos como EL jardín del Turia de Bofill, el Palacio de Congresos de Foster, el rectorado de Alicante de Alvaro Siza o los proyectos de Miralles y Pinos en Alicante y Morella. Todos estos proyectos han contribuido sin duda a mejorar nuestras ciudades y acercarnos a los referentes en arquitectura, aunque correspondieran a ejemplos de arquitectura de encargo directo, sin posibilidad de evaluar nuestra posición. Es cierto que algunas de las mejores obras ejecutadas en estos momentos corresponden a arquitectos que ni son valencianos ni han sido formados en nuestras escuelas, lo que lógicamente tiene una traslación a nuestros premios, pero la diferencia es notable. En la mayoría de los casos, estas arquitecturas son el resultado de concursos, como han sido los casos del Museo de Bellas Artes de Castellón, la piscina de Vall D'Uxo o del recientemente acabado MUVIM, pero la competición ha sido abierta y el resultado nos ha enriquecido a todos, pasando a formar parte de nuestra arquitectura.

Esta identificación con el colectivo profesional valenciano se ha sentido también en esta edición de los Premios. Frente a la habitual concurrencia de obras pasadas "por libre", sin contactos personales, profesionales e institucionales con el colectivo representado por el COACV -que en muchos casos llegaba a ni siquiera presentarse a nuestros premios- en esta edición creemos que no ha habido ningún edificio significado que haya quedado fuera de la convocatoria

Dentro de un mundo globalizado, la permeabilidad e integración que nuestro colectivo ha tenido con aquellas arquitecturas que se nos han aproximado con afán enriquecedor, ha servido de revulsivo, logrando que los arquitectos valencianos opten a construir también fuera de nuestra comunidad; si bien tímidamente al principio, actualmente no hay concurso nacional sin representación valenciana. Y se han cosechado ya valiosos premios.

Así, desde los ya recogidos en el excelente articulo de Carmen Jordá en el numero extraordinario de ViA precedente, cabe mencionar que la insistencia de Carlos Merí, que rondaba repetidamente el primer premio, se ha visto recompensada con el triunfo en el concurso para la Ciudad de la Justicia de Murcia, en esta ocasión acompañado de Blanca Rodil, Sandra Garcia-Prieto, Teresa Escrig Y Pau Tur. El Concurso para el edificio Interdepartamental de la UIB en Mallorca también ha tenido ganadores Valencianos: Jose Luis Cabanes, Agustín Malonda y Javier Perez Igualada. Así mismo en Mallorca, el Centro de Investigaciones y tecnologías turísticas ha tenido como vencedor a Javier Garcia-Solera. Mallorca parece abonada a ver ganar a arquitectos valencianos por cuanto en el concurso para viviendas de la tercera edad y centro de día los vencedores han sido Carola Aparicio, Salvador Gonzalez, Virginia Lorente y Cristina Moreno.

En el otro lado tenemos concursos, donde a pesar de la presencia de arquitectos del resto del estado, los vencedores han sido valencianos; es el caso de los concursos para el IDI de la UPV o los diversos concursos para el campus de la Universidad Jaume I de Castellón.

La normalidad, por tanto, es la situación en la Arquitectura Valenciana. La oportunidad de medirse en concursos con otros arquitectos, ha permitido vencer la "localidad", y el horizonte de la arquitectura valenciana se presenta muy lejano. Factor primordial de esta situación es la definitiva consolidación de la Escuela de Arquitectura de Valencia, con profesorado muy activo y beligerante en la línea de la buena arquitectura, junto con el confirmación de la Escuela de Arquitectura de Alicante, que une un profesorado local con una calidad indiscutible con la dosificada aportación de excelentes arquitectos.

Dentro de este panorama no cabe plantearse la procedencia de los premiados en los Premios COACV 1999/2000. Si realmente deseamos integrarnos en los circuitos de la calidad arquitectónica, esta discusión resulta estéril.

Cuestión diferente es si los Premios son el reflejo de la Arquitectura Valenciana mayoritaria. La Comunidad Valenciana parece dirigirse a un inevitable destino terciario y además a un ritmo acelerado. La presión inmobiliaria esta siempre presente y los factores de influencia son crecientes. En este contexto, pensar en una arquitectura de vanguardia resulta utópico. La batalla parece centrarse en conseguir una sustancial mejora en la calidad constructiva para abordar con posterioridad otras cuestiones.

No obstante existen, y es justo reconocerlo, excelentes profesionales, que luchan día a día, en difíciles circunstancias, por aportar lo mejor, por contribuir a la confirmación de la Arquitectura Valenciana, con edificios excelentes que aun quedando fuera de los Premios, posibilitan la existencia de los mismos. A todos ellos, gracias por su esfuerzo, que es el nuestro.

Un último reconocimiento a todas las Instituciones que han apostado por la Arquitectura, buscando lo mejor, convocando concursos transparentes, con buenos jurados, porque han permitido que numerosos arquitectos aporten la calidad que atesoran, con su propio esfuerzo y el de la sociedad que ha invertido en su formación. Que mejor manera de completar un ciclo.

Jordi Piñol Font
Decano Presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana

With the publication of this ViA arquitectura special issue on the 1999/2000 COACV Architecture and Urbanism prizes, we are beginning to return to level ground on the path mapped out by our predecessors, particularly Alberto Peñin, our former dean. Having moved the period covered by these prizes in order to coincide with the main national prizes, and thanks to ViA arquitectura's willingness to publish a special number devoted exclusively to our prizes, a chapter appears to have come to an end and the COACV Board of Governors' undertaking to ensure the greatest possible prestige for the prizes - and consequently the practice of our profession - is being honoured.

We have been most fortunate in the jury that awarded the prizes, as the quality of its members can only enhance the reputation of their decisions. We would therefore like to thank Beatriz Matos, Jaume Bach, José Morales and Eduardo de Miguel who, with Carlos Martín, the COACV board member responsible for Culture, formed this jury and travelled the length and breadth of the region over three exhausting but worthwhile days. Our thanks to everyone.

There can be no possible doubt concerning the justice of the 1999/2000 COACV Prizes since "our prizewinners" have also obtained recognition for their works in national competitions.

With these prizes, the 20th century ended and an important cycle came to a close with Valencian architecture now fully integrated into the "national circuit". We seem to have turned a page on the time when the Valencian Community was exclusively a land that welcomed projects such as Bofill's Turia garden, Foster's conference centre, Alvaro Siza's Alicante university Rectorate or Miralles and Pinos's projects in Alicante and Morella. All these projects have undoubtedly contributed to improving our cities and given us a closer acquaintance with the top names in architecture, despite being examples of directly commissioned architecture that did not allow us to assess our own position. It is true that some of the best works at the moment are by architects who are neither Valencian nor Valencia-trained, and this is obviously reflected in our prizes, but there is nonetheless a considerable difference as although most of these works are the result of competitions (Castellón Art Museum, Vall d'Uxó swimming pool or the recently-finished MUVIM, for instance), they were open competitions and the result has enriched us all and become part of our architecture.

This identification with the community of Valencian architects was also reflected in the 1999/2000 prizes. Compared to the usual submission in previous years of "independent" past works with no personal, professional or institutional contact with the community represented by COACV - whose members often never even competed for our prizes - this time we believe that not one notable building was absent.

In a globalised world, our architects' permeability to and integration with the architectures that have drawn close to us in an enriching spirit has acted as a salutary lesson, leading Valencian architects to decide to build outside the region as well. Although timidly at first, now there is not a single national competition without a Valencian competitor, and major prizes have already been the reward.

As well as those already mentioned in an excellent article by Carmen Jordá in the previous ViA arquitectura special, Carlos Merí's persistence, often so close to winning, has now been rewarded by his success in the competition for Murcia's law court complex, accompanied on this occasion by Blanca Rodil, Sandra García-Prieto, Teresa Escrig and Pau Tur. The competition for the Balearic University's Interdepartmental building in Majorca was also won by Valencians: José Luis Cabanes, Agustín Malonda and Javier Pérez Igualada. Also in Majorca, the Tourism Research and Technology Centre was carried off by Javier García-Solera. In fact, Majorca seems to be a fertile ground for Valencian architects, as the competition for a senior citizens' day centre and housing was won by Carola Aparicio, Salvador González, Virginia Lorente and Cristina Moreno.

Equally, there have been competitions where despite the projects presented by architects from other parts of Spain the winners have been Valencian: Valencia Polytechnic University's IDI or the various competitions for the Jaume I University campus in Castellón, for instance.

Normality is therefore the current situation in Valencian architecture. The opportunity to measure themselves against other architects in open competition has enabled our architects to overcome "localism" and the horizons for Valencian architecture are distant indeed. The definitive consolidation of the Valencia School of Architecture, with very active teaching staff who are belligerent in the cause of good architecture, and the confirmed reputation of the Alicante School of Architecture, which combines the indisputable quality of its local teaching staff with periodic contributions by excellent architects, have been a prime factor in bringing this about.

Given this panorama, there is no reason to mention the origin of the 1999/2000 COACV prizewinners. If we really wish to play our part in quality architectural circles, any such discussion is sterile.

A different question is whether the Prizes truly reflect the mainstream of Valencian architecture. The Valencian Community seems to be heading in the inevitable direction of tertiarisation and, moreover, to be doing so at a headlong pace. Development pressures are always present and influence factors are growing. In this context, it is utopian to think in terms of a vanguard architecture. The battle seems to centre on achieving a substantial improvement in building quality, leaving other questions to be tackled later.

Nonetheless it is only fair to acknowledge the existence of excellent professionals who struggle day by day, under difficult circumstances, to do their best and help to confirm the reputation of Valencian architecture with excellent buildings which, even if they are not among the prizes, make it possible for these to exist. Thanks to everyone for your efforts, our efforts.

Lastly, thanks to all the institutions that support Architecture by seeking the best and convening open competitions with good juries, as they make it possible for numerous architects to provide the quality they have amassed through their own efforts and of those of the society that invested in their training. What better way could there be to complete a cycle?

Jordi Piñol Font
Dean of the Official College of Architects of the Valencian Community